Totalmente de
acuerdo en que es muy importante y realmente necesario que se trabaje desde la
infancia el conocer otros tipos de modelos de oficios y profesiones como parte
del proyecto de coeducación.
Se trata que desde su edad más temprana
vayan adquiriendo unos conocimientos, conceptos, actitudes y hábitos que les
irán introduciendo en el mundo en el que más tarde se tendrán que desenvolver.
Es necesario hacerles ver que todas las
profesiones son importantes, que cada una representa un eslabón importante en
la cadena de funcionamiento de una ciudad, por lo que todas tienen un gran
valor.
La desigualdad entre las personas es una
realidad que hay que trabajarla dentro y fuera de las aulas, de tal manera que
podamos despertar en niños y niñas el análisis crítico de la realidad que les
rodea mostrándoles situaciones de trabajo no estereotipadas.
Desde siempre se ha relacionado con las
mujeres las tareas relacionadas con el ámbito doméstico y sin valorar la
mayoría de las veces el trabajo realizado y el tiempo en llevarlo a cabo. Esta
forma de relacionar el trabajo doméstico con el sexo femenino es una distinción
sexista del empleo basándose en la realización de trabajos y actividades en
función de los roles de género adjudicados socialmente.
Dentro del llamado trabajo productivo
también existen diferencias según el sexo, ya que los sectores a los que
acceden hombres y mujeres son distintos. Las mujeres siguen accediendo a
sectores clasificados “femeninos” (servicios, sanidad y educación), mientras
que los hombres a los considerados “masculinos” (construcción, industria…). Las
diferencias existentes son consecuencia de la existencia de prejuicios en
relación a las capacidades de hombres y mujeres. Igualmente podríamos hablar de
la diferencias en el sueldo, tipo de contrato y jornada, o ya no digamos de las
posibilidades de ascenso según el sexo del personal laboral.
Aún hoy las mujeres siguen eligiendo estudios relacionados
con el comercio, la confección, la sanidad, la imagen personal, el marketing,
la administración y en mucha menor proporción las profesiones técnicas. A la
hora de acceder a un puesto de trabajo de bombera, de gruísta, o de carretillera,
entre otras muchas profesiones, una mujer encontrará grandes dificultades
aunque esté mejor formada y preparada que un hombre.
Todavía hoy extraña ver a una mujer conduciendo un avión o
trabajando en la construcción o estudiando electrónica.
También resulta algo raro que un chico estudie auxiliar de
geriatría o enfermería.
De ahí que sea necesario concienciar desde
la infancia que todas las personas tienen la capacidad de desarrollar cualquier
trabajo y cualquier actividad que deseen.
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