martes, 21 de marzo de 2017

CÓMO SE CUELA LA VIOLENCIA








Una vez visionado el vídeo que se nos propone, hay que señalar que en la familia es el primer sitio donde se perpetúan los roles que la sociedad ha establecido tanto para hombres como para mujeres. Podemos observar cómo numerosos estudios nos demuestran los diferentes comportamientos y conductas que tienen con sus hijos o hijas dependiendo del sexo, es decir, a las niñas por ejemplo se les potencia la sensibilidad, la obediencia, la dependencia, la afectividad…mientras que a los niños por ejemplo se hace más hincapié en la competitividad, la independencia…



Antes de su propio nacimiento, una de las primeras preguntas que se hacen es si es niño o niña, poniéndose desde ese momento en funcionamiento una serie de estereotipos sociales ligados al sexo y que van a influir directamente en su interacción con él.



De esta forma es como padres y madres comienzan a relacionarse de forma diferente con su hijo/a, se les valora cosas diferentes, el juego, el lenguaje que se emplea y las expectativas hacia unos y otras son diferentes, dando lugar a una precoz adquisición de los papeles estereotipados de género que van a condicionar la personalidad infantil, desarrollando capacidades, destrezas, habilidades... distintas para posibilitar la adecuación del hijo o hija a lo que la sociedad espera según su sexo.
 

Pero, aunque el principal papel lo desempeña la familia, gran importancia desempeña también la escuela. Hoy día resulta difícil mostrar a niños y niñas el gran problema de la desigualdad entre hombres y mujeres y tratar de inculcar valores que trasmitan que todas las personas tienen los mismos derechos, pero para erradicar la violencia de género es imprescindible comenzar por educar a los niños desde pequeños en el respeto hacia las demás personas.

A través del lenguaje, la madre y el padre transmiten las diferencias sociales en función del sexo. Utilizan así diferentes expresiones tanto gestuales, por medio de signos u orales. Todas tienen una referencia social.


A la niña, se la llama “bonita”, “preciosa”... Generalmente se usan más diminutivos, caricias y sonrisas que refuerzan la “conducta femenina”.





Al niño, se le llama “tragoncete”, “gamberrote”, “machote”... Generalmente se le habla menos que a las niñas, y se usan adjetivos que refuerzan la conducta viril. Se juega más con ellos, se les acaricia menos, se les da palmaditas como si fuera un amigote.
A la niña se le transmite la idea de fragilidad y delicadeza. Se limitan sus movimientos, dificultando su acceso a todo tipo de juegos y situaciones. Al niño se le transmite la idea de fuerza y agilidad. Tiene más libertad de movimientos, y puede practicar todos los juegos, correr, saltar, trepar...


A tenor de lo expuesto y basándome en el informe '¿Fuertes como papá? ¿Sensibles como mamá? Identidades de género en la adolescencia', realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado creado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), entre 2.514 jóvenes de entre 14 y 19 años, desvela cuáles son los roles y los referentes estereotipados asumidos por este grupo de población. 

Estos son algunos de los estereotipos más asumidos entre la juventud, tanto por ellos como por ellas:
  1. Las chicas son sensibles, tiernas, responsables, trabajadoras y preocupadas por la imagen. Los chicos son dinámicos, activos, autónomos, emprendedores, posesivos y superficiales.
  2. Revisar el móvil de la pareja es normal.
  3. Ellas son más capaces de comprender a los demás, de dar cariño y de reflexionar, además de más espirituales. Ellos son mejores para el deporte, más decididos, más hábiles con la tecnología y más capaces de enfrentar problemas.
  4. Los adolescentes consideran que las relaciones entre chicas son más conflictivas. La amistad entre chicos es más sincera y leal.
  5. Con las chicas se comparten mejor los intereses más afectivos (amorosos, sexuales y familiares) Con los chicos se comparten preocupaciones generales (amigos, estudio, trabajo...)
  6. En cuanto a las relaciones, la mayoría (59,4%) piensa que el chico debe proteger a la chica.
  7. La fidelidad es lo más importante en la pareja
  8. Ellas relacionan el sexo con el afecto. Ellos con diversión y con su "naturaleza". Los jóvenes de ambos sexos piensan que ellos siempre quieren.
  9. El machismo está presente en otras generaciones, pero no en ellos.
  10. De cara al futuro, lo más importante es tener ingresos propios y formar la propia familia.

Afortunadamente quiero ser positiva y pienso que todo lo anterior está cambiando y que cada vez existen más  familias que deciden vivir en igualdad. Familias en las que la convivencia está basada en los principios de igualdad y donde tanto las madres y los padres comparten la atención y cuidado de las hijas e hijos. Son familias en las que las hijas e hijos también aprenden que no hay diferencia entre las funciones de madre y padre, porque ambos comparten y aportan su colaboración y dedicación.

Os dejo con dos frases de dos figuras relevantes que he encontrado por internet:
“Educar en la igualdad y el respecto es educar contra la violencia”. Benjamín Franklin. Padre fundador de Estados Unidos. Inventor del pararrayos.
“Hasta que no tengamos igualdad en la educación, no vamos a tener una sociedad igualitaria”. Sonia Sotomayor. Jueza asociada de la Corte Suprema de los Estados Unidos.

Debemos de comprometernos con   la igualdad porque es el camino para un mundo más justo, sostenible, solidario y en paz.
Y recuerda frases geniales en las que apoyarte, como la de Concepción Arenal: “Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen”.

Y, por último y relacionado con ese mundo justo…os dejo mi cartel con mi eslogan.







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